A raíz de la noticia publicada en ELPAÍS.com ha día de hoy.
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Han pasado 5 años desde la apertura de la conocida cárcel de Guantánamo. Enclave situado al sureste de la isla de Fidel, Cuba, que ha sido utilizado como lugar de tortura por parte del Gobierno estadounidense de numerosos “combatientes enemigos ilegales” (como ellos los llaman).
Ante la mirada atenta e impasible del resto del mundo se ha permitido una situación que no tiene ninguna lógica, que durante un tiempo fue un secreto, pero que poco a poco se ha ido destapando. Durante estos cinco años el ejército norteamericano se ha dedicado a maltratar de manera continuada a sus presos.
Exposición de ruidos o música molesta, temperaturas extremas por tiempo prolongado o palizas, incluso vejaciones…y todo esto, en ocasiones, fotografiado por los soldados para demostrar su poder sobre los presos.
No han recibido el trato que al que tiene derecho cualquier preso, cualquier persona. No han sido interrogados pero si maltratados. Yo me pregunto cómo se puede mantener en funcionamiento un lugar tan horroroso en el que diariamente se violan los derechos del ser humano.
Aún quedan 400 personas, ninguna de las cuales ha sido juzgada o presentada ante un tribunal y cuya detención es ilegal.
La cárcel sigue abierta a la espera de que se tome una decisión sobre qué hacer con ella. El mundo tiene puestos los ojos en el presidente electo, Obama. La sociedad espera que tome una decisión que ponga fin a un capítulo muy negro del gobierno norteamericano.
Algunos presos han sido puestos en libertad en los últimos meses, pero no es suficiente. Más de trescientas personas, entre los que Anmistía internacional afirma que hay diecisiete menores, están esperando a que se haga justicia.