Hace un par de días terminé de leerme “Infierno Verde”. Un libro de Luis Eladio Pérez, colombiano y secuestrado por la guerrilla de su país durante siete años.
Si escuchamos la palabra FARC, a todos nos resulta familiar. Pero no conocemos muy a fondo su causa, su objetivo y sus consecuencias.
Leer “Infierno Verde” me ha supuesto adentrarme algo más en ese mundo de guerrilla colombiana que me llamaba la atención desde hacía tiempo. Cansada de leer artículos en el periódico, ver imágenes en televisión y escuchar noticias en la radio y no entender nada; de quedarme con la duda y tener la sensación de que sólo conocía una parte superficial de un problema que afecta a millones de colombianos. Me decidí a leerlo, para así poder hablar con algo de propiedad.
Conseguí el libro y lo leí como se bebe un vaso de agua, con sed de su sabor, con grandes expectativas y sobre todo, con ganas de absorber toda la información que me regalaba. Las páginas fueron pasando rápidamente y me adentré poco a poco en la selva colombiana.
Mapa en mano descubrí que ese país tiene lugares maravillosos. Desgraciadamente, algunos de ellos, en manos de unos cuantos y numerosos villanos. Los responsables conocidos como la guerrilla y el narcotráfico. Que van de la mano. En resumen, las FARC.
Pasan los años y miles de personas siguen en sus manos, secuestradas.
En palabras del autor, esta es su descripción de la tortura guerrillera:
«En la selva uno pierde la ilusión por los días porque todos son exactamente iguales. No existe Navidad ni Año Nuevo. Las horas pasan lentamente, son eternas. De día no vemos el sol, ni la luna por la noche. Por eso recuerdo la sensación tan intensa que experimenté la noche que intentaba huir con Ingrid Betancourt y en el río vi el reflejo de una luna llena enorme, como una luz que nos iluminaba, y que nos hizo creer que atravesábamos una gran autopista, la autopista de la libertad».
Parte de la población civil colombiana vive ajena a la pesadilla en la que se ven sumergidos miles de compatriotas suyos. Y otra parte, la conoce, la mira y no hace nada. Convive con ella. Conoce primos que nacieron en zonas dominadas por la guerrilla, y conocen el peligro al que se vieron expuestos al crecer y descubrir que el salario de sus padres no llega del gobierno o de una empresa normal, sino de manos de los guerrilleros y sus negocios con las drogas.
Como siempre, los gobiernos tienen en sus manos las estrategias para hacer que termine. Pero millones de niños siguen creciendo en pequeñas poblaciones controladas por las FARC, cuyo único futuro, es alistarse como guerrillero. Por lo menos así, aprenderán a leer y tendrán un plato de comida todos los días. La guerrilla, les promete las cosas que el gobierno no hace.
Es un problema que puede solucionarse de nuevo, con inversiones y compromiso por parte de los altos cargos. Pero la población civil también tienealgo que hacer, no puede hacer que no se entera, debe tomar parte y dejar de mirar hacia otro lado. Nosotros, lo que no vivimos en esa selva también debemos, como mínimo, conocer lo que allí sucede; una lucha sin sentido que destroza millones de vidas.
El libro me cautivó, no es una novela de aventuras ni un romance apasionado. Es el relato de la cruda realidad de miles de colombianos.
Este es mi granito de arena para que la población conozca el problema, o por lo menos, le pique la curiosidad de saber.
En la foto, Luis Eladio junto a Ingrid Betancourt( su compañera de cautiverio), durante la presentación del libro " Infierno Verde" en la Cadena SER.
Puedes comprarlo en La Casa del Libro.
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